Disfrutando de la casquería en Ponzano (Madrid)

Escrito por: Maximo 21 noviembre 2014 2 minutos

El restaurante Ponzano, un clásico de la restauración en Madrid, con platos consistentes, cocina de siempre pero adaptado a las técnicas modernas celebra sus III Jornadas de la Casquería que comenzaron el 17 de Noviembre y se podrán disfrutar hasta el 9 de diciembre. Hemos querido vivir la experiencia y contarlo tal cual nos ha ocurrido, la mejor forma de transmitir sensaciones es haberlas vivido antes.

Nos recibe el propietario, Paco. Habíamos reservado mesa y enseguida nos pregunta por la bebida. Nos la sirven rápidamente así como el pan, fundamental para este tipo de comidas. El aceite de oliva virgen extra ya se encontraba en cada una de las mesas de la Sala. En todas las mesas también se encuentra la carta de las Jornadas Gastronómicas, una hoja por una cara, donde se reflejan todos los platos que componen la misma.

Como «aperitivo» nos sirven una estupendísima ensaladilla rusa, que degustamos mientras elegimos de la carta, aunque ya había dos platos preseleccionados. El primero de ellos era la lengua escabechada, en un principio dudosa para uno de los comensales (éramos dos), pero nos la había recomendado una amiga y resultó extraordinaria, ¡¡¡qué bien elaboran los escabechados en esta casa!!!.

Continuamos con unas mollejas de cordero muy finas, exquisitas, en su punto. Decir que las raciones son abundantes. En nuestro caso fué todo para compartir, ello permite probar una mayor variedad de platos. Las mollejas también muy sabrosas.

Y llegó el plato más esperado, el más consistente, el suculento y espectacular plato de callos a la madrileña, con todos sus anexos (chorizo, jamón, morcilla). Hasta aquí el pan había sido necesario pero no imprescindible, a partir de este momento, como decíamos al principio, fundamental. Caldo consistente, denso, callos con gran sabor, sin abuso del picante, en definitiva ¡¡¡una joya de la cocina!!!.

Ya habíamos pedido para probar los callos de cordero lechal con manitas, aunque en realidad ya estábamos completamente satisfechos, pero… también estaban riquísimos, otro estilo, menos denso el caldo, menos consistentes los callos, pero muy sabrosas las manitas. Una experiencia gratificante por los sabores casi olvidados de estos platos.

En las mesas, en torno a 40 comensales, todas ocupadas, la mayoría de clientes habituales, muchos de ellos consumían el menú del día (16,50 euros incluyendo dos platos, postre, vino y cafe), pero platos muy apetecibles (níscalos a la plancha, revuelto de setas,…) y de segundo entrecot, merluza plancha, rabo de toro,… Los productos de casquería también eran bastante solicitados. Un restaurante muy recomendable por el servicio, la calidad de los productos y su elaboración.

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