Los artistas de la barra, las falsas terrazas y los cantores de las mesas

Los artistas de la barra, las falsas terrazas y los cantores de las mesas

Escrito por: Equipo    24 abril 2012     2 minutos

Son dos tipos de empleados (esperemos no sean los propietarios) que van de listillos por la vida, tienen iniciativa propia, tienen un no sé qué que piensas que ya no va a resultar bien el tema. Nos explicamos.

Los artistas de la barra son aquellos que resuelven cualquier tema de la forma más chapucera y con grave prejuicio para el cliente, porque atenta contra su salud. Un hecho real. Pedimos una Coca-Cola Light o Zero, no por capricho, no por conservar la linea, sino por un problema de diabetes. El camarero busca por allí, al cabo del rato se entretiene un rato, presenta una botella de Coca-Cola normal (eso sí, como es muy listo previamente ha arrancado la etiqueta, pero como el delito siempre deja rastro, los «pelillos» al despegar la etiqueta quedan). Por supuesto el sabor es de la Coca-Cola normal. No dice nada, nosotros tampoco porque tenemos una comida en un restaurante de al lado y no queremos «ir calientes». El «artista de la barra» diría luego «si no se enteran…».

Otro tema es lo que denominamos las falsas terrazas, porque sí están en la calle, en la acera, son de lona con ventanas de plástico, puertas bien instaladas, donde se permite fumar. Ayer mismo comimos en un restaurante con una de estas terrazas. Al entrar, es pronto, la gente todavía no fuma. Al salir, el restaurante está en la parte baja, al subir la escalera ya se huele ¡ a puro!. Entendemos las terrazas al aire libre, pero una terraza cerrada debe ser como una sala cerrada, donde no se puede fumar.

Los niños cantores de Viena pues tienen una voz dulce, melódica y agradable. Cuando en algún restaurante nos «cantan» algunos platos pues los hay correctos (son dos o tres platos) y ahí se acaba el tema. Lo que no puede ser es un restaurante, con una carta amplísima, que el cantor de turno indique : Fuera de carta tenemos … nos canta más de una decena de platos, que no llegamos a captar por la rapidez en que los dice y además sin precio. Estos platos son los que nos dan los «sustos» al recibir la factura. En algunos casos te planteas por qué no se dedicarán a otros temas, con esa memoria.


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