Montreal subterránea y su oferta gastronómica (Canadá)

Por supuesto que lo más bonito de las ciudades está fuera, sus edificios, sus paseos, sus plazas, en este caso Montreal, una ciudad joven, llena de vida, con edificios de gran altura y donde se unen varias culturas. Es una de las 1.848 islas que tiene el río San Lorenzo, formando parte también de la ciudad las islas de Notre Dame donde se encuentra el circuito de Fórmula 1 Gilles Villeneuve y el Casino de la ciudad, abierto 24 horas al día.

Pero vamos a hablar sobre la ciudad subterránea, una ciudad que está formada por 33 kms. de pasillos subterráneos para poder combatir el frío invierno y las nevadas calles que se encuentran con frecuencia. Esta red de subterráneos comunican edificios, estaciones de Metro, comercios, teatros, … pudiendo acceder al mismo a través de cualquiera de dichos edificios o entradas a nivel de calle que lo indican con carteles denominados RESO.

Es una ciudad subterránea con todo tipo de comercios y tiene sus zonas de restauración. Un tipo de clientela que proviene bien de los edificios que tienen acceso a la misma, bien por personas que se están desplazando por el interior, hay que hacerse a la idea de que son calles subterráneas, con todas sus ventajas (señalización, buen clima en este caso, limpieza,…) y sus posibles inconvenientes (no poder ir tan recto, aglomeraciones en algunos casos, …) pero que son superadas por las ventajas.

Montreal es una ciudad muy internacional, igual que el resto de Canadá, con muchas influencias extranjeras pues en Canadá el 20% de la población es inmigrante, por ello las distintas culturas también se reflejan en las comidas. Esta ciudad subterránea no podía ser ajena a ello. Cocina americana, china, japonesa, libanesa, francesa,… se puede afirmar que hay cocinas de todo el mundo.

A nivel particular decir que una visita casi de obligado cumplimiento es el Casino de Montreal, pero no por el juego, sino por la gastronomía. Como hemos dicho abierto las 24 horas del día, pero a nivel gastronómico es una delicia. Hay cinco restaurantes (a la carta, buffet gourmand, asiático, pastas y comida rápida). Nosotros nos hemos decantado por el buffet gourmand, donde hemos degustado unos exquisitos mejillones a la belga (opinión unánime de los cuatro comensales), así como otros platos y deliciosos postres, todo ello por un precio de 35 CAD – 25 €, incluídos los impuestos y la bebida. No hicimos fotografías porque suelen estar prohibidos en estos espacios.

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