Ca s’Amitger (Santuario de Lluc-Mallorca)
En un paraje maravilloso, en la montaña, rodeado de naturaleza, a la entrada del aparcamiento, acogedor, con dos salones, al lado del santuario y con una atención excelente, donde uno se siente bien recibido.
La llegada hasta el santuario, que os recomendamos visitar, es por una carretera, como la mayoría de la isla, por unos parajes magníficos, donde la velocidad debe ser reducida para disfrutar del espectáculo que se nos ofrece y con un premio extraordinario a la llegada, el conjunto del Santuario.
Una vez situados pasamos a la mesa. La verdad es que llegamos un poco tarde, nos parecía, porque en las mesas estaban tomando cafés o infusiones, que la hora de la comida se había pasado, pero preguntamos y nos dijeron que pidiéramos lo que quisiéramos, pues podían prepararlo.
Sobre la atractiva carta que nos presentaron nos decantamos por las sugerencias, en este caso un frito de cordero (exquisito, con verduras, patatas,…). También somos unos enamorados de los caracoles, preguntamos que cómo los hacían, nos convenció y pedimos una cazuelita. Después de tomarlos nos convenció mucho más y volvimos a pedir otra (indicar que eran como medias raciones).
Un establecimiento muy agradable, acogedor, dispone de una chimenea central en cada uno de los salones que, nos imaginamos, encenderán en invierno. Dado que el santuario también dispone de alojamiento, nos imaginamos al caer la tarde, disfrutando de una buena compañía al calor de la chimenea y una buena cena. De ensueño.
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