La almendra un tesoro gastronómico y sostenible

La almendra un tesoro gastronómico y sostenible

Escrito por: Ximo    28 febrero 2024     3 minutos

La almendra, una de las reinas de los frutos secos. Muy rica, muy versátil, resalta todos los platos pues les imprime un saber y una textura exclusiva

La almendra, ese pequeño fruto seco, es un gigante en el mundo de la gastronomía y la sostenibilidad agrícola. Este noble ingrediente, a menudo subestimado, no solo es un deleite para el paladar, sino también un aliado en la lucha contra la despoblación rural y un ejemplo de agricultura de bajo impacto. Exploraremos sus múltiples beneficios y las diversas formas en que puede ser preparada, destacando especialmente la almendra ibérica y su papel en la promoción del bienestar.

Nutrición y versatilidad

La almendra es una fuente rica en nutrientes esenciales, como proteínas, vitaminas, especialmente la E, y minerales como el magnesio y el calcio. Su alto contenido en fibra y grasas saludables la convierte en un aliado para la salud del corazón y la regulación del colesterol. Además, es una excelente opción para quienes buscan una dieta equilibrada o para vegetarianos y veganos.

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En términos de preparación, la almendra es extraordinariamente versátil. Cruda, conserva todas sus propiedades nutricionales y ofrece una textura crujiente única. Tostada, libera un aroma y sabor más intensos, ideal para ensaladas y postres. La almendra frita, aunque menos saludable, es un bocado delicioso y muy popular en la cocina mediterránea. En láminas, se convierte en un excelente topping para yogures, ensaladas y platos horneados. La harina de almendra, por otro lado, es una alternativa sin gluten y baja en carbohidratos a la harina tradicional, perfecta para repostería.

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Sostenibilidad y almendra ibérica

También es protagonista en la agricultura de bajo impacto. Su cultivo, especialmente en la variedad ibérica, es una práctica agrícola que respeta y se adapta al entorno natural. Las almendras ibéricas, cultivadas en España y Portugal, crecen en condiciones que requieren menos agua y tratamientos fitosanitarios en comparación con otras variedades. Esto no solo contribuye a la conservación de los ecosistemas locales, sino que también garantiza un producto de alta calidad.

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Combate a la despoblación rural

En regiones como la península ibérica, el cultivo de almendras ha sido un factor clave en la lucha contra la despoblación rural. La almendra genera empleo y mantiene vivas las comunidades agrícolas, ofreciendo una fuente de ingresos sostenible y resistente a las fluctuaciones del mercado. Al apoyar el cultivo de almendras, no solo estamos invirtiendo en un producto excepcional, sino también en el futuro de las comunidades rurales.

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España se sitúa como el tercer productor de almendra (7% de la producción mundial), solo por detrás de Estados Unidos (78%) y Australia (8%), según los datos del Anuario 2021/2022 del Consejo Internacional de Frutos Secos.

El reparto en nuestro país se distribuye: Andalucía 38%; Castilla-La Mancha 14%; Murcia 12%; Aragón 12%; C. Valenciana 11%

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Bienestar y futuro

Finalmente, el consumo de almendras se asocia no solo con beneficios físicos, sino también con el bienestar emocional. La satisfacción de consumir un producto natural, nutritivo y sostenible es incomparable. Al elegir almendras, especialmente las de origen ibérico, estamos apoyando prácticas agrícolas responsables y contribuyendo a un futuro más verde y próspero.

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En conclusión, la almendra es mucho más que un simple fruto seco. Es un símbolo de nutrición, sostenibilidad, tradición y esperanza. Ya sea cruda, tostada, frita, en láminas o en harina, cada forma de consumirla nos acerca más a un mundo donde la gastronomía y la responsabilidad ambiental van de la mano.


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