Comala: Fusión de aquí y de allá (Madrid)
En una de las zonas más emblemáticas de Madrid, entre la Bolsa de Comercio y el Hotel Ritz encontramos este establecimiento donde vamos a descubrir platos como el guacamole, el plátano macho frito pero también la tortilla de ropa vieja o el salmorejo de fresa al más puro estilo andaluz. Cocina española y cocina mexicana, cuya fusión queda reflejada en el logo del establecimiento: Un cactus y un olivo.
Tanto el equipo de cocina como el de sala están formados por profesionales con experiencia en restaurantes como Viridiana, por lo que desde el primer «trago» que se pueda tomar hasta la comida más completa va a estar controlada desde el principio, pues además se busca que todo el mundo se sienta como en casa y disfrute de las sabrosas creaciones de los ‘incesantes’ fogones del restaurante.
Y es que el concepto Comala es fusión en sí mismo, porque alberga un conjunto tentador y apetecible: taquería, bar, restaurante, coctelería, terraza durante todo el año… es, sin duda, un lugar ante el que muchos caerán rendidos. Como taquería que es, la carta la abren 6 espectaculares tacos, siendo la estrella indiscutible la Tortilla de trigo rellena de ropa vieja al buen gusto Andaluz, en el que la ‘mezcla’ está más que presente. Entre las propuestas más frescas y recién llegadas a la carta, destacan el Salmorejo de fresones con jamón ibérico, nopalitos y tortillas de maíz o el Carpaccio de tomate con picada de mango, pepino, papaya y cebolla roja. Pero como en buen restaurante mexicano no pueden faltar el Guacamole con tortillas de maíz y plátano macho frito.
Una vez abierto el apetito, toca decantarse por algunos platos, muchos ideales para compartir. Así el Huevo en sartén, sobre mousse de hongos con poquito foie de pato y setas silvestres salteadas con jamón ibérico y ajos tiernos. Entre los pescados no faltan el salmón, servido en tartar, eso sí, marinado en tequila, o un Ceviche de dorada. Para los carnívoros, las Albóndigas de ibérico en salsa mexicana, cuscús al azafrán y batata se han convertido en un must. Y hay que dejar sitio para el postre… Una opción, la sublime Mousse quemada de maracuyá con bayas silvestres.
Y para disfrutar de todo esto -y mucho más, porque las opciones a la hora de beber también son muchas-, tres ambientes bien diferenciados: La pequeña sala, con capacidad para 26 personas distribuidas en mesas altas y bajas; la bonita barra, en un lateral del local y con 8 taburetes para quienes tengan prisa o prefieran un picoteo más informal. Aprovechando el buen tiempo disfrutar de su privilegiada terraza para 30 comensales con vistas al Ritz y a la Bolsa.
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