Legado Ibérico El Pozo recetas: croquetas de jamón
El jamón ibérico es el producto estrella de la gastronomía española. Como buen derivado del cerdo, del que dice el refrán que se aprovecha todo, hasta los andares, con una buena pata de jamón ibérico podemos hacer lo mismo, pues la propia grasa exterior sirve para mantener su interior en perfecto estado sin que se reseque y el propio hueso es un ingrediente esencial en numerosos caldos.
Hoy os mostramos otra de esas Recetas Legado El pozo de aprovechamiento con la que triunfarás en la cocina: unas croquetas de jamón. No obstante, advertimos antes de empezar con los ingredientes y la elaboración que en cuanto pongas el plato sobre la mesa, tus croquetas volarán.
Los ingredientes básicos para elaborar croquetas
Jamón ibérico, leche, harina, mantequilla, pimienta, sal, pan rallado, huevos camperos y aceite de oliva. Esos son los ingredientes básicos que se necesitan para preparar unas buenas croquetas. Las cantidades, aunque existen unas recomendaciones, podrás usar las que veas conveniente, ir añadiendo a ojo, aunque hay que guardar especial cautela con la leche, la mantequilla y la harina.
En esos casos, para un litro de leche serán necesarios 100 gramos de harina y unos 100 gramos de mantequilla. Con estos ingredientes, y con taquitos de jamón, se prepara la bechamel, que es la parte más conflictiva de la receta.
El resto de ingredientes variará en función del gusto que le queramos dar a las croquetas, si bien al menos serán necesarios 250 gramos o incluso más de jamón ibérico cortado a taquitos y cuatro huevos camperos.
Cómo preparar esta receta
El primer paso es poner a calentar a fuego medio alta una sartén y añadir la mantequilla. Posteriormente incorporamos unos 100-150 gramos de jamón y la harina, pero con cuidado de que no se queme. Una vez la harina ha adquirido el sabor del jamón, se añade prácticamente toda la leche, unos 800 mililitros, y se deja cocinar a fuego bajo durante unos 25 minutos.
La bechamel es clave para preparar croquetas. La harina debe cocinarse y no quedar cruda y la leche ha de incorporarse sin estar fría, pero poco a poco, pues de lo contrario pueden aparecer grumos difíciles de eliminar. Si bien durante los 25 minutos hay que dejar hacer a la sartén, mientras se añade la leche hay que remover constantemente de manera suave, siempre en el mismo sentido.
Pasado ese tiempo, se cuela la bechamel y se retira el jamón, que se aparta para posteriormente usarlo como ingrediente de las croquetas. Se añade el resto de leche y se liga con la bechamel resultante, a la que se añade todo el jamón, el ya cocinado y el restante. En este punto, probamos la bechamel y la salpimentamos a gusto del cocinero/a.
La bechamel debe conservarse durante un día completo en el frigorífico. Pasamos la bechamel a una fuente y le colocamos papel film justo por encima, para que no se forme costra. Hay quien le añade un poco de mantequilla o de aceite con un pincel para protegerla aún más, pero con el papel film es suficiente.
Al día siguiente, preparamos las croquetas. Para ello, hacemos porciones de bechamel con una cuchara y las rebozamos, es decir, las pasamos por pan rallado, por huevo batido (si son camperos su sabor es más intenso) y posteriormente nuevamente por pan rallado a mano. Las croquetas las freímos en abundante aceite de oliva bien caliente y cuando estén listas, sin que se doren en exceso pero cocinadas en su interior, las colocamos sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
Cómo acompañar las croquetas
Las croquetas son una receta que implica largo rato en la cocina y mucho tiempo de reposo. Pasa más de un día desde que nos ponemos manos a la obra e iniciamos su ingesta. Sirva este dato para afrontar el plato con paciencia.
Un buen modo de disfrutar aún más de ellas es acompañarlas de una tabla de embutidos, unos buenos quesos, una rica salsa casera con boletus, de ali oli o de tomate o simplemente una ensalada en la que no falten los frutos secos, los brotes y una buena vinagreta.
Esta receta es válida como primer plato o como aperitivo, y es mejor si se toma durante el almuerzo o la media mañana. En la cena, debido a que los alimentos fritos pueden ser más indigestos, se aconsejan más otros modos de tomar jamón ibérico.
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