
Está claro que vivimos en una continua revolución gastronómica con nuevas técnicas y nuevos sabores que cada día nos aportan algo sensacional y realmente excitante para los que amamos la comida; no comemos para vivir, sino que vivimos para comer. Y gran parte de este cambio se lo debemos a la tecnología, que está más presente de lo que creemos en nuestra rutina diaria.